La vida es sueño – Pedro Calderón de la Barca

Vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, trata sobre la oposición y la dualidad entre el libre albedrío y la predestinación así como entre la realidad y el sueño.

El interés por estos temas se justifica, ya que La vida es sueño fue escrita en pleno contexto barroco. En este tiempo, la concepción del universo cambió radicalmente desde el geocentrismo (la tierra como centro), al heliocentrismo (el sol como centro), lo que supuso un nuevo paradigma y, claramente, una conmoción espiritual.

Además, Pedro Calderón de la Barca escribe La vida es sueño en una época donde el tema de la civilización versus la barbarie se encuentra presente, como consecuencia del descubrimiento de América y el desarrollo de la colonización.

¡Ay misero de mí!: libre albedrío y predestinación

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Esta nueva concepción del mundo se conjugaba al mismo tiempo con la lucha religiosa entre la reforma luterana y la contrarreforma católica. La posición luterana estaba a favor de la predestinación, mientras que la posición católica se pronunciaba en defensa del libre albedrío.

La vida es un sueño - Langosta Literaria

Segismundo expresa el conflicto entre su libre albedrío y la predestinación en su primer monólogo. El primer monólogo, conocido como «¡Ay mísero de mí…!» es la entrada de Segismundo en la primera jornada de la obra donde expone la miseria de la privación de su libertad a la dama Rosaura cuando esta lo descubre encadenado y vestido de pieles. El tema principal gira en torno a qué es el libre albedrío y su relación con la predestinación.

Monólogo (poema) de Segismundo “¡Ay misero de mí!” de La vida es sueño

¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,
qué delito cometí contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.

Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender,
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?

Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
o ramillete con alas
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma:
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?

Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas,
gracias al docto pincel,
cuando, atrevido y crüel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto:
¿y yo con mejor distinto
tengo menos libertad?

Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío:
¿y yo con más albedrío
tengo menos libertad?

Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad
el campo abierto a su ida:
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?

En llegando a esta pasión
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?

La vida es sueño o Y los sueños, sueños son: realidad y sueño

El tema de la dualidad entre la realidad y el sueño en La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca se refleja en el uso de la luz y la sombra, característico de la época barroca, en los escenarios.

Segismundo se cuestiona qué es la realidad frente a los sueños, ya que nunca conoció una vida fuera del sueño al encontrarse encerrado desde que nació. Cuando a Segismundo, sin saberlo, le es concedido un día en la realidad, esto parece más bien un sueño, haciendo al protagonista cuestionar la vida en su famoso segundo monólogo.

Conocido como «La vida es sueño» o también por su verso más famoso «Y los sueños, sueños son», el segundo monólogo sirve de cierre a la Segunda jornada de la obra. El tema principal del soliloquio que le da el nombre a la obra profundiza sobre qué es la vida y en qué se diferencia la realidad de un sueño.

Monólogo (poema) de Segismundo “La vida es sueño” o “Y los sueños, sueños son”

Es verdad; pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición
por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive sueña
lo que es hasta despertar.

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!);
¡que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte!

Sueña el rico en su riqueza
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende;
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

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