El bazar de los malos sueños

Stephen King nos presenta en El bazar de los malos sueños una excepcional selección de relatos, algunos nuevos y otros revisados en profundidad. Cada uno viene precedido de su propia introducción, donde habla sobre sus orígenes y sobre los motivos que lo llevaron a escribirlo, incluyendo aspectos autobiográficos.post con fin educativo

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Área 81: Este relato es otra de esas historias que tanto le gustan a Stephen King sobre vehículos asesinos. Un relato que se lee rápido y que destaca, a mi modo de ver, por la maestría con la que nos transporta de la mente de uno a otro de los protagonistas, tan pronto eres un niño de once años como un policía experimentado, como una lesbiana de armas tomar. No es nada fácil en tan pocas páginas lograr que el lector se meta en todos esos personajes y tema por todos ellos.

Lo peor, quizá, el final, un poco precipitado, pero un cuento como este tampoco requiere grandes explicaciones.

Premium Harmony: Una historia muy cortita que se lee en cinco minutos. Un matrimonio que ha llegado a ese punto en el que cualquier palabra genera una discusión, un recado trivial… Este relato no da miedo, no es su intención, pero hace reflexionar y, tal y como el autor avisa en el prólogo, está cargado de humor negro.

Batman y Robin tienen un altercado: Al contrario que el anterior, este relato sí da miedo, pero no el miedo sobrenatural al que King nos tiene acostumbrados, sino uno muy real: el miedo a vivir la degeneración física y mental de un ser querido, y el miedo a sufrir el ataque aleatorio de un abusón de esos que pueblan las carreteras. Los dos juntos forman una historia incómoda como pocas.

La duna: Este relato narra la historia de una obsesión, la de un anciano por un lugar en el que pasan cosas extrañas. Quizá el relato en sí no me dijo gran cosa, pero el final es de los mejores que he leído. Fantástico.

Niño malo: La historia de un preso que, en los momentos previos a su ejecución, cuenta a su abogado cómo la presencia constante y aterradora de un verdadero niño malo le ha llevado hasta donde está. Sin explicaciones ni respuestas, el clásico King en el que las cosas son así, y punto. No es la mejor historia de la colección ni tampoco la peor.

Una muerte: Yo clasificaría este relato dentro del género negro aunque esté ambientado en el viejo oeste. Un vaquero es acusado de una muerte, y el lector debe decidir si es o no culpable. Me pareció una historia muy buena, muy bien escrita y con un final estupendo.

La iglesia de huesos: Este relato se me hizo extraño en muchos sentidos, empezando por el hecho de tratarse de un poema. Creo que pierde mucho en la traducción, y eso es un detalle a tener en cuenta, pero si nos fijamos solo en la historia hallaremos mil similitudes con el clásico Lovecraft que nos narra el descenso a la locura del único superviviente a una expedición maldita. Un cuento perturbador, desde luego, pero extraño.

La moral: Todos tenemos un precio, y esa forma de enfocar al ser humano y sus miserias es algo que King hace con sádica habilidad. En este caso se pregunta hasta dónde estaría dispuesta a llegar una persona por salir de una situación de necesidad, y no solo nos da la respuesta sino que nos enseña cómo viviríamos después con lo que hemos hecho. Una historia que me gustó mucho, sobre todo por la forma en que detalla la toma de decisiones de la pareja protagonista y las consecuencias que estas acarrean.

Más allá: La eterna pregunta a qué hay después de la muerte obtiene aquí la respuesta de Stephen King, cargada de su habitual cinismo y humor negro. Una historia corta, con un enfoque muy original y una lección oculta para aquellos que estén dispuestos a indagar más allá.

Ur: Mi relato favorito de esta colección. Solo diré que llegué tarde a un compromiso porque no podía dejar de leer. Narra la historia de un profesor de literatura que adquiere un lector Kindle que resulta tener la capacidad de mostrar universos paralelos, pasado y futuro. Los personajes de esta historia piden a gritos su propia novela, incluso una versión extendida de este relato. Y no lo digo por la cantidad de referencias a la Torre Oscura… 😉

Herman Wouk todavía vive: Este es un relato extraño, discordante con el resto de la colección. Ni miedo ni misterio ni fantasía, un drama realista como pocos. La historia de una mujer vapuleada por la vida hasta que no puede más y hace algo que uno no se plantearía. Pero King logra que la comprendas, claro, aunque no te guste y aunque no te parezca bien, la comprendes.

No anda fina: Un buen relato en el que, raro en este autor, sospechas el final desde el principio. La historia de un hombre que cuida de su mujer enferma, incapaz de plantearse lo que haría si a ella le ocurriera algo.

Billy Bloqueo: Este es el relato que menos me gustó de toda la colección, quizá porque ni sé nada de béisbol ni me interesa especialmente. El hecho de que toda la trama gire alrededor de este deporte me expulsó automaticamente de la historia que, por otra parte, no me pareció destacable. Predecible y algo aburrida.

Pimpollo: Una historia muy tierna, aunque hable del deseo y la muerte. Dos ancianos en sus últimos días comparten confidencias y la idea de que la muerte viene a por uno de ellos disfrazada como el chico que protagonizó sus fantasías sexuales durante años. Me encantó la ternura con la que ambos hombres se refieren al pasado, a la vida, al dolor y al amor, pese a enfocarlo todo con una sensación de derrotismo y fracaso.

Tommy: Una historia dura en formato de poesía. Pero dura de verdad, quizá porque se nota el aire autobiográfico, los amigos caídos, el tiempo pasado… Vaya esto por Tommy. Brindemos por el hijo de puta.

El diosecillo verde del sufrimiento: Este relato no me terminó de llegar, aunque creo que la historia y el enfoque son muy buenos. Un multimillonario enfrentado al dolor tras un accidente, y un reverendo con aires de exorcista dispuesto a liberarlo del mismo. Ese choque entre fe y ciencia, narrado desde el punto de vista de la enfermera que cuida al accidentado, podría haber dado para más. Quizá le faltaron páginas para explayarse.

Ese autobús es otro mundo: Esta historia no destaca entre las demás en ningún sentido. El relato de una casualidad que refleja el egoísmo del ser humano, con un final muy acertado.

Necros: Un periodista de un noticiario de segunda en internet descubre que tiene el poder de matar a gente solo con escribir su necrológica. El humor negrísimo, la maldad, la travesura implícita en sus páginas me dice que hay mucho del King real tras estas palabras. No podía evitar imaginármelo con una sonrisa traviesa, riéndose solo ante el ordenador a medida que avanzaba la historia. Y me encanta.

Fuegos artificiales en estado de ebriedad: Una historia sencilla de cómo una absurda competición entre vecinos puede acabar de la peor manera posible. Me encantó el enfoque mediante el cual nos dice que, si el protagonista nos narra la historia desde la cárcel, por algo será, y la forma grotesca en que se describe la historia y a sus protagonistas. Genial el vocabulario y las expresiones utilizadas durante todo el relato, y genial -y original- el cambio de punto de vista a mitad de la narración.

Trueno en verano: Esta es una historia triste, muy triste, tan bien narrada que no dudas ni por un instante de la veracidad de los hechos y la posibilidad de que el mundo acabe igual. La historia de tres supervivientes a un apocalipsis nuclear: dos hombres y un perro. Y no, algo así no puede acabar bien. Me encantó esta historia, pero me dejó con el corazón encogido durante un rato después de leerla. Un final perfecto para un recopilatorio como este

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